Cuando joven, recuerdo haber comprado un libro de Neruda y llevarlo bajo el brazo. Era la dictadura de Videla y dentro mío hervían las ideas de izquierda. Recuerdo que fui a una zapatería de Mendoza y lo puse a un lado para probarme unos zapatos no muy caros ya que no me daba el presupuesto. El empleado me dijo:-Guardá ese libro o te pueden llevar preso. Yo no le creí. Con el tiempo luego me di cuenta que tenía razón. De joven supe lo que era no tener auto, agua caliente o ni siquiera una ventana para mirar el sol al levantarme. Veía a mi papá trabajando y trabajando sin que nunca pudieramos salir de las limitaciones. Recuerdo en aquellos tiempos de dictadura, que tenía un amigo cuyo padre era militar. Este muchacho vivía en una buena casa, era pésimo alumno, pero andaba en su Ford Falcon Sprint nuevo que le prestaba su papá. Tenía entradas gratis para ir al cine y entraba o salía de donde quería con una credencial que quién sabe qué decía. Un día me llevó a una casa cerca de apariencia normal de la calle Emilio Civit, a visitar a su padre a su «trabajo» y el lugar estaba lleno de militares con radios y pantallas controlando en secreto quién sabe que cosas.
Recuerdo también, en aquello tiempos, un poco antes, como Allende, mas allá de Los Andes, habia sido derrocado y muerto con la intervencion de la CIA. Siempre me habia maravillado como la izquierda en Chile había sido tan fuerte y como en la Argentina esa izquierda habia sido «comida» por el peronismo y qué tan lejos hubiera llegado la izquierda sin el peronismo.
Mucha agua ha pasado bajo el puente y muchas décadas después me preguntaba qué habéa sido de esa izquierda y progresismo chilenos. Donde habían quedado después de tanto «liberalismo», apertura de mercados, «eficiencia», «disciplina fiscal» y respeto por la empresa privada y sus beneficios para la humanidad que habían convertido a Chile en un modelo avanzado, comparado en su momento con los «tigres asiaticos» y puesto como ejemplo.
En estos dias me doy cuenta que eso estaba dormido, aplastado por tanto capital, verso y empresarios que, dueños del poder del dinero, del despido, de leyes laborales y todo tipo de herramientas, convierten a los países en ejemplos «exitosos» en los cuales la gente sólo tiene para comer, ponerse alguna ropa y tomar el autobús para ir a trabajar para el beneficio de aquellos que graciosamente se reunen en esos eventos sociales tan publicitados por los diarios y otros medios, por supuesto, con la complicidad de políticos puestos y pagados por ellos y beneficiados por el único «derrame» del sistema: polìticos, legisladores y jueces, las famosas 3 ramas del gobierno de Montesquieu convertidas en la legalización del sistema de explotación. Eso no cambió, aunque haya caído el comunismo autoritario o se haya convertido en comunismo capitalilista explotador como el caso triste de China.
En algún momento el pus del sistema tiene que salir. Por más que digan que hay algunos componentes foráneos, la gente finalmente se cansó y mostró cómo puede la movilización popular, poner el freno a las calamidades, «excesos» y abusos de una clase dirigente polìtica y económica que logra el poder y lo controla tranquilamente a través del dinero. La ecuación es simple: polìticos + empresarios poderosos+ medios amigos = mayorías empobrecidas limitadas por magros ingresos.
Chile despierta y da un ejemplo. Ojalá todo sera para bien.